Muerte y resurrección del periodismo

Carta al periodismo:

Esta semana hemos vivido dos momentos cruciales para esta profesión: la huelga de El Correo de Andalucía y el cierre de Canal 9; dos medios que por no tan distintas razones han sido obligados a cerrar -temporal y definitivamente- sus redacciones.

El Correo de Andalucía es, ha sido y será 133 años de historia viva del periodismo. Más de un siglo desentrañando la actualidad local, formando a excelentes profesionales y llevando la realidad a los quioscos cada día. Toda esta historia queda para siempre grabada en aquellos que pasaron por sus redacciones, que olieron sus hojas, tanto para escribirlas como para leerlas, que pasaron sus páginas; en todos aquellos que se vieron atrapados por su periodismo.


Sin embargo, una mala gestion ha truncado esta larga trayectoria. En estos momentos, los trabajadores del diario se han visto privados de su oficio tras ser protagonistas de la venta de la cabecera por un precio simbólico -léase ridículo- aún debiendo las últimas nóminas a sus empleados. Una injusticia por la que los 35 profesionales afectados han decido comenzar un encierro indefinido las instalaciones de la redacción con el que culminan estos cinco días de huelga reclamando un futuro para El Correo. Un futuro que tiene derecho a continuar contando con una de las mejores voces del pasado.

Siempre es duro informar de malas noticias ante miles de telespectadores, pero aún más cuando esa mala noticia es tu propio despido. Esta es la 'papeleta' que les ha tocado al equipo de informativos de Canal 9 y Ràdio 9, quienes han informado a la audiencia del cierre de la Radiotelivisión Valenciana, del que aún no habían sido informados pese a ser una decisión oficial.

Es bien sabida la mala situación que atraviesan las televisiones autonómicas en estos momentos. El negro fantasma del cierre sobrevuela sus redacciones desde hace años, como bien sabe TeleMadrid, sin embargo la primera ficha de este dominó ha sido encarnada por la Radiotelevisión Valenciana. Ese mismo día, los profesionales valencianos, siguiendo los pasos de la televisión pública griega, decidieron continuar con las emisiones de ambas cadenas pese a la decisión "unilateral" de cerrarlas, decidieron seguir reivindicando el derecho de los ciudadanos al periodismo, a un periodismo público y de calidad, sin miedo a destapar tramas de corrupción sean del partido y del color que sean; en definitiva, periodismo.

El periodismo, señores, experimenta actualmente un contraste tan disparatado como cuerdo, tan estrambótico como sobrio, tan desolador como esperanzador. Y es que, mientras el periodismo que hizo historia, instaurado en el modelo público o privado está sufriendo los achaques de antiguos excesos y de un contexto económico que esperemos que mejore; se encuentra emergiendo un nuevo modelo, en su mayor independiente, un nuevo sistema que aún está por definir y del que nos queda mucho que aprender e investigar. Un modelo que acogerá con los brazos abiertos a todos aquellos profesionales que viven, sienten y notan la tinta de los bolis en sus venas y que les hace notar ese gusanillo que te indica que estás haciendo lo correcto: denunciar, comunicar y transmitir la realidad de este mundo.

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