La izquierda española, ¿unida o fragmentada?
Imagen desde el palco del Ateneo de Madrid / ADG |
Fruto de esta necesidad de convergencia, la pasada semana, los principales partidos de la izquierda realizaron un segundo debate sobre el futuro de sus siglas, en el que los movimientos ciudadanos también tuvieron cabida, congregando a centenares de personas en el salón de actos del Ateneo de Madrid.
Lejos de las intención de concentración, en este encuentro quedaron patentes las diferencias y divergencias entre la formación política de Podemos y el resto de grupos así como la pérdida de respeto hacia el Partido Socialista cuyo representante fue increpado tras una interrupción de Juan Carlos Monedero.
En el evento se congregaron representantes de IU (Tania Sánchez), Dret a Decidir (Esther Vivas), Podemos (Juan Carlos Monedero), Juventudes socialistas (Diego Piñeiro Monleón), Compromís (Joan Baldoví) y Equo (Juantxo López de Uralde). Pese a estar dividido en cuatro bloques, el debate se centró, sobre todo, en las posibles expectativas de una alianza entre las cinco fuerzas y la evolución de los partidos.
Ciegos ante el futuro...
Según los contertulios, los grandes partidos políticos existentes, es decir, PSOE, PP y, también IU, deben realizar una necesaria transformación en sintonía con los nuevos tiempos que llegan tal y como les ha demandado la ciudadanía, que debe realizarse además analizando el contexto histórico en el que vivimos y del que partimos.
Un cambio que debe estar regido por la transparencia y la participación atendiendo, según Diego, a la "revolución de la información". Por su parte, la representante de Dret a Decidir, insistía en la importancia de los movimientos sociales como base del cambio. "Debemos luchar en la calle y disputar en las instituciones", aseguraba. Algo con lo que coincidía Juan Carlos Monedero quien recordó el papel innovador que jugó el 15M, el cual, aseguró, se debe continuar. "Tenemos que salir de la minoría de edad", aseguró.
En este marco de regeneración, el moderador puso sobre al mesa el controvertido tema de las elecciones primarias en las que se encontraban envueltos en ese mismo momento tanto PSOE como Podemos. Ambos, coicidieron en asegurar que aún era un proceso que estaba por pulir ya que no sólo había una manera de hacerlas sino que se debía debatir y elegir entre muchas opciones. Izquierda Unida entonó el mea culpa al admitir que el partido había cometido "grandes fallos durante toda la campaña, incluido el no celebrar primarias".
No obstante, todos los ponentes coincidieron en asegurar que, aunque éste se trata de un instrumento esencial de transparencia y democratización, no es el único, ni siquiera el esencial, ya que "debe venir acompañado de una serie de medidas de apertura" que, por desgracia, aún no se han puesto sobre la mesa.
... y de espaldas al pasado
En cuanto al análisis del contexto desde el que partimos, el líder de Podemos ya ha dejado claro en varias ocasiones su rechazo hacia las acciones que se hicieron en los años de la Transición y que dieron lugar al sistema de democracia actual, una visión que comparten el 98% de sus militantes, incluido Juan Carlos Monedero.
Tanto es así que ante la intervención de Diego Piñeiero asegurando que "algo sí habría que reconocerles a los políticos del '78", el miembro de Podemos no dudó en increpar al socialista lo que disparó los ánimos del audiotorio que no cesó hasta la intervención de un asistente de avanzada edad al grito de "¡Estamos en el Ateneo y no en una taberna!" que se ganó el aplauso de toda la grada.
Finalmente, Piñeiro pudo terminar su intervención señalando que la gran deuda con esta generación era, precisamente, el poder transmitir sus opiniones e ideales delante de un auditorio sin miedo a ningún tipo de represalias.
Se diluyen las posibilidades de negociación
"Lo importante no es la tela, son los hilos de distintos colores usados para tejer algo nuevo", señaló Esther Vivas quien piensa que lo importante, es mantener las diferencias que es lo que enriquece las ideas. En esta línea, Monedero fue un paso más allá determinando que "sumar siglas sólo sirve para decepcionar" puesto que a la ciudadanía "no les sirve los pactos de despacho de la Transición".
Por su parte, Tania, de Izquierda Unida, aseguró que "a veces, uno más uno son cinco o uno y medio" e invitó a los presentes a "converger" cediendo en diferentes aspectos, algo que es difícil cuando "uno piensa que hay espacios que le son propios", en referencia a Equo y el ecologismo.
Desde Equo, Juantxo López recordó la experiencia del partido en las elecciones europeas, donde se presentaron en coalición con diversos grupos formando 'Primavera Europea'; así aseveró que esa riqueza podría mantenerse aún creando la 'gran alianza' siendo necesario "buscar confluencias" para poder llegar a acuerdos. "Siendo lo que somos hay que saber sumar y aprender a respetarnos", zanjó.
"No hay manuales", añadió su compañero de formación en Primavera Europea, Joan Baldoví, quien empujó a los presentes a luchar por cambiar "esa ley electoral hecha por y para los grandes partidos" para poder obtener representación sin necesidad de grandes alianzas. Por su parte, el coordinador de Juventudes socialistas hizo un llamado a la concreción y solicitó a todos "ser más claros" en lo que se estaba pidiendo. "Todos hablan de república, pero nadie de qué tipo de república queremos", explicó.
Tensión entre partidos
Lo que no cabe duda es que los ánimos se mantienen caldeados, también entre las formaciones de misma ideología. Y es que, a partir de la segunda ronda de intervenciones en las que la representante de Izquierda Unida comenzaba a insinuar la posibilidad de pacto entre algunas formaciones -léase Podemos e IU-, el discurso de Monedero fue haciéndose cada vez más radical, elevando el tono de forma gradual, repitiendo el discurso anterior a buscando la métafora y el estallido del público.
Un discurso que finalmente terminó faltando al respeto a Juantxo López cuando, después de que éste le pidiese retirar lo que había dicho por haberse sentido ofendido, Monedero se limitó a encogerse de hombros y repetir "es mi conclusión".
Esta actitud no remarca si no la gran división que han provocado las circunstancias sociales y económicas, cada vez más lapidadas por las políticas de austeridad impuestas por un órgano supranacional pero que han erosionado el tejido nacional. Tanto es así que ni siquiera aquellos que se han levantado al unísono, despertados por la misma canción -el grito de la ciudadanía- y contra un enemigo común -la austeridad- son capaces de encontrar puntos de convergencia con los que poder remar en una misma dirección pues esto es, según creen algunos, la peor solución.
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