Títeres de campaña

20.Nov.2011. - AROA - La objetividad del periodismo se ha perdido. Esto no es ninguna revelación.

El papel de los medios como control del poder se ha visto difuminado (por no decir borrado) en los últimos años. De todos es sabido que existen publicaciones que no tienen reparos en mostrar sus convicciones políticas y acercarse más a un partido que otro. Esta campaña electoral ha sido un claro ejemplo:



Medios como El Mundo han pedido, sin tapujos, el voto para un determinado partido: "Un voto útil, exigente y crítico en favor de Rajoy y del PP", titulaba el editorial de "El Mundo" (en su página 5) el pasado 17 de Noviembre. Sin embargo, otros medios se atreven con más, miren sino la portada del periódico "La Gaceta" que, lejos de pedir el voto, celebra los resultados de las elecciones que están en curso, haciendo noticia las previsiones que las encuestas auguran.

El periodismo como tal, ha muerto. Y no sólo por la televisión basura, sino por aquellos que no recuerda el principio básico de la profesión: la objetividad. La misión principal de la profesión: controlar al poder y hacer oír las reivindicaciones de los ciudadanos. Estamos en un sistema de elitismo institucional, en el que los medios son un instrumento del poder que de vez en cuando asoma tímidamente la patita en contra de sus actuaciones. Muy de vez en cuando. Esto debe cambiar. El periodista es un elemento de control y no un portavoz. Debemos recordarlo.

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